En la actualidad, se ha hecho cada día más frecuente escuchar sobre el crecimiento en la población del sector demográfico correspondiente a las personas adultas mayores; que, desde la política nacional, se considera a toda persona mayor de 65 años de edad. Esto ha hecho que los temas relacionados con la salud física y metal de las personas mayores sean más frecuentes en miras de brindarles una mayor calidad de vida.
Así, es como términos como perdida de la memoria, demencia, soledad y depresión se asocian con la etapa de la vejez; entendiendo ésta como una etapa del ciclo vital por la que todos los seres humanos atraviesan. Sin embargo, cabe aclarar que si bien son aspectos que se pueden presentar en esta etapa no son exclusivos de esta. Por lo que, dicho esto, es relevante sensibilizarse con respecto a los términos que conduzcan a estereotipar a las personas adultas mayores como seniles y limitadas de sus capacidades funcionales y productivas.
Es a raíz de esto, que una de las preocupaciones más frecuentes en las personas adultas mayores y sus familias son los fallos en la memoria. Generando diversas reacciones; entre ellas es común escuchar: “es algo propio de la edad” o bien “seguro tiene Alzheimer”. Es por esta razón que es importante definir con claridad los diferentes conceptos relacionados con las patologías asociadas a la memoria; esto con la intención comprender fallos de la memoria y sus posibles repercusiones en su vida cotidiana de la persona adulta mayor.
De esta forma, una de los conceptos iniciales de importancia como parte de los fallos de la memoria es la definición de deterioro cognitivo leve, el cual es considerado según Petersen, citado por Gutiérrez y Guzmán (2017), “como síndrome que cursa con un déficit cognitivo superior al esperado para la edad y el nivel cultural de la persona, sin que se vean alteradas las actividades de la vida diaria (AVD)”. De esta forma el deterioro cognitivo leve puede presentarse en las personas mayores sin que esto implique que se trate de una demencia, pues una de las características destacadas en la demencia es un marcado deterioro en dos dominios o funciones cognitivas; y que a su vez interfiera en el desenvolvimiento de las actividades instrumentales y de la vida diaria. Como parte de las intervenciones iniciales para su evaluación las personas adultas mayores pueden pasar por un screening para detectar el deterioro y plantear estrategias de intervención enlentecer la progresión del mismo.
Así, por su parte los trastornos neurocognitivos, conocidos con mayor frecuencia demencias son definidos como “un declinar de las funciones superiores, entre ellas la memoria, en relación con el nivel previo de los pacientes de los pacientes. Adicionalmente, completando el cuadro sintomático, se suelen sumar alteraciones psicológicas y del comportamiento, produciendo en el sujeto una discapacidad progresiva” (Tratado de Geriatría para residentes).
De esta forma, el diagnóstico de demencia implica seguir una ruta diagnóstica donde pueda identificarse la etiología del trastorno neurocognitivos, la cual puede ser múltiple; esto porque pese a que las demencias tienen características similares en cuanto a sus manifestaciones, la progresión, principales dominios cognitivos, así como pronóstico puede variar de una clase a otra. Destacando que, la característica principal es que son en su mayoría neurodegenerativas.
Algunos de los tipos de Trastornos neurocognitivos más frecuentes que han diagnosticado en las personas mayores son:
- Demencia debido a la enfermedad del Alzheimer
- Demencia frontotemporal
- Demencia de origen vascular
Es por esta razón que es importante valorar las manifestaciones o cambios que se estén presentando en la memoria, orientación o bien en el lenguaje en la persona adulta mayor. Sin embargo cabe, agregar que determinar el diagnóstico de algún tipo de trastorno neurocognitivo se deben cumplir con una serie de análisis, pruebas neuropsicológicas, consultas con profesionales correspondientes como neurólogos, neupsicólogos, psiquiatría, geriatría o médicos internistas; esto con la intención de tener un diagnóstico certero y profesional.
En conclusión, los trastornos neurodegenerativos, si bien tienen una prevalencia de aparición durante la etapa de la vejez, y por ende la edad es considerada como un factor de riesgo, no es determinante de esta etapa. La constancia con la que se escucha hablar de estas patologías , han conllevado a que se convierta en un tema de salud pública, dado que el incremento de personas mayores con diagnóstico de síndromes demenciales cada día es mayor. Lo cual invita a las personas mayores y sus familias a identificar cambios importantes en la conducta, memoria u orientación que puedan ser indicativos de que algo pueda estar
pasando, esto sin generar alarma o preocupación. Por lo que, la acción preventiva y oportuna puede si bien no curar brindar una mayor calidad de vida del mayor y una comprensión por parte de las familias ante la situación que están atravesando las personas mayores.
Referencias
Tratado de Geriatría para Residentes. Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG). International Marketing & Communication, S.A. (IM&C)
Gutierrez, J y Guzmán, G. (2017). Definición y prevalencia del deterioro cognitivo leve. Revista Española de Geriatría Y gerontología. Volumen 52(supl1):3-6. Recuperado del sitio web: https://www.elsevier.es/es-revista-revista-espanola-geriatria-gerontologia-124-pdf-S0211139X18300726